Tres segundos de memoria

Dicen que el tiempo cura las heridas, no estoy de acuerdo. Las heridas perduran con el tiempo, la mente para proteger su cordura las cubre con cicatrices y el dolor se atenúa pero nunca desaparece.

Llevo varios días con la frase en la cabeza, no consigo descifrar donde o cuando la lei. He pensado en todos esos sucesos que han ido conformando al personaje que hoy está aquí sentada, frente a la pantalla del ordenador. Todo eso que me ha marcado en mayor o menor medida.

Y yo si estoy de acuerdo con lo arriba escrito; no soy de las que olvidan, no puedo, me miro al espejo y cada vivencia se ve reflejada, cada error y cada acierto me devuelve la mirada y suplica aceptación.

Todos tenemos que luchar con nuestros demonios, a veces la batalla se gana y eres quien de encarar a la vida, de frente y sin temor; cuando esos demonios te pueden, tu mirada huidiza se esconde detrás de ellos y dejas que sean los protagonistas de tu historia. Pero nunca hay que olvidarse de que también ellos forman parte de nosotros y no por ello son menos buenos, simplemente diferentes, son nuestras cicatrices y por tanto imborrables.

En fin;